REFLEXIÓN PICTÓRICA: La realidad se desvanece y yo me desvanezco ante esta realidad, las partículas de mi ser se desvanecen para formar parte de una realidad común, mi respiración se desvanece para formar parte del aire que respiramos, así una parte de mi se va con el viento. Mis pensamientos se desvanecen dejando en el olvido algunos recuerdos.
Igual sucede con la realidad que nos rodea, cuando respiro la brisa del mar o huelo la vegetación estos pasan a formar parte de mi. Incluso con los materiales más sólidos ocurre lo mismo, se van desvaneciendo para mezclarse en una realidad común, que transporta el viento y que al final pasa a formar parte de nosotros mismos, como la montaña que se desvanece para transformarse en una llanura por el paso del tiempo y con la fuerza de rozamiento del aire y la lluvia.
Así, la realidad se desvanece continuamente para formar parte de nosotros y cada uno de nosotros se desvanece para formar parte de una realidad común. Tantas cosas transporta el aire, que desconocemos.
Entre los límites de lo conocido y lo desconocido hay muchos detalles que obviamos, realmente nadie conoce el lugar exacto donde se encuentran los límites entre la fantasía y la realidad, estos límites pueden estar en movimiento, a veces decimos que el mundo de los sueños forma parte de la fantasía, pero cuando inviertes toda tu energía en enfocar esos sueños, cuando dedicas todo tu tiempo a intentar conseguir esos sueños, estos se pueden hacer realidad, de hecho muchas veces se hacen realidad.
Por eso es difícil conocer donde se encuentran los límites entre fantasía y realidad, a veces parece que todo esta en nuestras propias manos, que depende de la fuerza de cada uno realizar lo que siempre soñó y conseguirlo.
Así nuestra mente proyecta los sueños, y esa energía que tenemos dentro y forma parte de la realidad común, se mueve con el viento y transforma en realidad nuestras fantasías, lo que siempre soñamos.
Entonces depende de las manos de cada uno de nosotros, emplearlas para transformar nuestro entorno, nuestra propia realidad y la realidad común, en desierto estéril o en agua que da la vida y fluye.
Para ello debemos mantener nuestra barca en equilibrio rumbo por nuestro camino, flotando sobre el agua, sin sumergirnos ni ahogarnos ante las dificultades, y sin permitir que nos atrapen los miedos que afloran en las ramas de nuestros pensamientos, para continuar en movimiento continuo hacia nuestro destino, que lo empujan los sueños de cada uno.
Así, nuestros sueños y fantasías nos conducen a conseguir la realidad que deseamos, por el camino más sencillo, como cuando una ola viene e intentamos que no nos sumerja, y si navegamos por su cresta es difícil mantener el equilibrio.